Todos tenemos camisetas, t-shirts, remeras, playeras. Omnipresentes en cualquiera clóset, las t-shirts son nuestro mural personal, nuestro modo de llevar en el pecho lo que nos define: tu banda favorita, el equipo al que le vas, el póster de la película que te ha dejado marcado. Las puedes usar prácticamente en cualquier contexto, del gym a la oficina, la escuela y de ahí a la fiesta formal (bueno, a lo mejor no en tu boda, pero eso no hace imposible que haya valientes que lleven su mejor camiseta cuando caminan al altar).
Muchos artistas han usado el lienzo de las camisetas para plasmar ideas y composiciones. Si tú buscas t-shirts obtendrás una colección variada de diseños e historias, desde los más bobos hasta los más políticos y polémicos. Seh, la t-shirt es nuestra prenda favorita. ¿Te has preguntado de dónde salió esta pieza infaltable de cualquier outfit?
El origen de la camiseta puede datar de tiempos heroicos. Los gladiadores romanos llevaban prendas ligeras que no les estorbaran a la hora de entrenar. Aunque cualquier patricio (no nos referimos a tu tío Pato, así se llamaban los nobles romanos históricos) tenía entrenamiento militar, el uso de esas prendas sencillas se consideraban de clase baja.
La t-shirt ha tenido pocas transformaciones desde aquellos tiempos, sobre todo en lo que a su posición social se trata. Heroica y humilde, en el siglo XIX era prenda proletaria que tanto los esclavos negros estadounidenses usaban en la pizca de algodón y demás labores físicas y los obreros europeos llevaban en trabajos que implicaban esfuerzos muy largos. Eran como toallas para absorber el sudor de la clase baja.
¿Pero cómo se hizo una pieza que no conoce estratos sociales? Como gran parte de la moda, su extensión se debió a Hollywood. Los rebeldes interpretados por actores como James Dean y Marlon Brando llevaban ropa “de clase baja”: jeans, chamarras de motociclista y camisetas de algodón. El outfit se transformó en el símbolo de la generación de la posguerra y también la de los veteranos de la Segunda Guerra Mundial que se habían acostumbrado a llevar esas chamarras de cuero con camisetas en las barracas (las chamarras de cuero merecen su propia historia cultural, digamos por ahora que se las debemos a los aviadores de la fuerza aérea gringa).
La marca Fruit of the Loom hizo camisetas para los soldados pero gracias al boom del uso de las t-shirts entre los jóvenes del siglo XX, otras marcas se aventaron a lanzar su línea. El resto, como dicen los poetas, ya es historia.
Su lugar en las pasarelas no puede ignorarse. En el camino de la moda la t-shirt ha formado brecha con marcas como Tommy Hilfiger haciéndolas parte de sus colecciones urbanas. Pero más inesperado e interesante ha sido su lugar ganado entre verdaderas powerhouses de alta costura como Dior y Chanel, que han incluido t-shirts en sus colecciones desde los años noventa.
Ya lo sabes, cuando vuelvas a ponerte una t-shirt no sólo estás usando algo cómodo sino un pedazo de historia popular.