Un día a alguien se le ocurrió que las ruedas de poliuretano eran mejor que las de plástico duro originales con las que se habían concebido las patinetas, y nació una manera de volar.
Antes las patinetas eran meros juguetes; el truco máximo era patinar de cabeza a ras de suelo. Chistoso pero soso, la verdad. A partir de los setenta, con esas ruedas extrañas, todo cambió: las patinetas se convirtieron en alfombras voladoras.
Lords of Dogtown (2005), de Catherine Hardwicke, da cuenta de ese primer vuelo. Las tierras míticas son Santa Mónica y Venice Beach, pueblos surfers por excelencia.
El sur de California, el paraíso para los vagos playeros atorados en un eterno verano. Surfear, por supuesto, es la diversión principal. Pero cuando termina la temporada de olas, ¿qué?
Bueno, patinar, esa bobada.
¿Bobada?
Qué ingenuos somos cuando no sabemos ver el potencial de un prodigio.
Con un reparto multiestelar de los que en 2005 se consideraban estrellas ascendentes, como Ledger, Michael Angarano y Emile Hirsch, Lords of Dogtown es un homenaje a la generación original.
La de los primeros skateboarders, los que inventaron los primeros trucos, los que le dieron la vuelta a los primeros half-pipes y se volvieron acróbatas de rampas, albercas vacías y de los primeros skateparks.
En ese caldo de cultivo conocemos a Skip Engblom (Ledger), dueño de una tienda de surf, la Zephyr Surf Shop.
Un día, en su local, llega con una caja de ruedas de patineta extrañamente suaves y busca quien quiera probarlas. Tres adolescentes de la playa, Jay Adams (Hirsch), Stacy Peralta (John Robinson) y Tony Alva (Victor Rasuk), se reúnen en la tienda de Skip para conocer esa quimera: ¿ruedas flexibles? ¿Y eso cómo funciona?
Nació un mito. Las ruedas nuevas permiten que las patinetas se conviertan en una especie de tablas de surf para el pavimento. Amor a la primera rodada.
Los Z-Boys, como se les empezó a conocer a estos pioneros, inventaron la seducción de las vueltas vertiginosas, de elevarse del suelo como si se montaran olas. Verlos debió ser todo un espectáculo, un hechizo.
Y cuando la magia se disipó, vino la realidad. Patrocinios, egos, drogas. Los Z Boys pasan por un viaje de madurez que los transformó de fábulas locales, a estrellas que atrajeron las miradas de todo el mundo.
Stacy se pelea con Jay. Skip quiere explotar la fama de sus pupilos. La carrera de Tony se levanta más rápidamente que la de los demás.
Como siempre: pones una moneda en medio y separas una hermandad. El dinero, sí, pero también el hambre de gloria.
¿Cómo no deslumbrarse cuando tienes 16 años y la fama y el dinero empiezan a fluir de manera increíble?
Lords of Dogtown puede parecer un tanto melodramática, finalmente es la historia de un grupo de amigos que se rompe por algo que acaba siendo más grande que ellos.
Pero también es un buen recuento de los inicios del skateboarding y es un must para todos los fans de este deporte.
Después de verla dan ganas de agarrar una tabla Peralta y hacerse uno con ella. Lords of Dogtown está disponible en Amazon Prime.