La otra vez estábamos preguntándonos en Innvictus dónde es el mejor lugar para ver grafiti en la Ciudad de México y su zona conurbada.
Hay lugares clave: las zonas de Aragón, Oceanía y Ciudad Neza son importantes epicentro del arte urbano por su tradición obrera y de barrio. Alcaldías como Iztapalapa y Tlalpan también son espacios muy grafiteros, llenos de colaboraciones entre artistas locales e internacionales. En estas zonas el grafiti es un producto natural de expresión, puesto que muchos grafiteros surgieron de ellas.
Otros lugares más trendy para ver arte urbano son la Roma y la Condesa, donde el grafiti adquiere una forma llena de glamour, como si dejar que los artistas callejeros experimenten en los muros de restaurantes y galerías fuera una especie de lujo cosmopolita (bueno, lo es, la verdad: hoy en día en toda gran ciudad del mundo hay una recuperación del arte urbano entre el establishment de la “alta cultura”).
Hay otras colonias que han reivindicado el arte urbano como vocación: mezcla el espíritu de barrio con el lujo de las colonias céntricas con las que comparte límites. Justo a un lado de la Roma, en las colonias Doctores y Buenos Aires, hay espacios de grandes muros dedicados especialmente al grafiti, el esténcil y el cartelismo callejero.
La tradición del arte callejero en estos barrios es antigua. Considerado originalmente como mero vandalismo, la escena del grafiti en la Doctores y la Buenos Aires lleva décadas creciendo. Artistas mexicanos e internacionales han participado en las decenas de murales que hoy roban miradas en casas abandonadas, unidades habitacionales y tiendas.
El crecimiento en las últimas dos décadas del grafiti en la Doctores comenzó como una avanzada patrocinada por el Mujam, el Museo del Juguete Antiguo, cuyos dueños, la familia mexico-japonesa Shimizu Kinoshita, invitaron a los artistas callejeros de la colonia a decorar la fachada y la azotea del museo. Pronto siguieron el ejemplo otros negocios que vieron la oportunidad de hacerse modernos o en tendencia permitiendo que los grafiteros locales hicieran suyos sus muros.
Con el estallido de la colonia Roma como centro artístico, pero saturado, muchos artistas se dirigieron a la cercana Doctores para hacerse espacios en edificios abandonados y muros comunitarios.
Pronto la Unidad Grafiti de la Secretaría de Seguridad y la de Obras y Servicios notaron el boom y promovieron desde las instituciones oficiales la llegada de cada vez más autores nacionales e internacionales. No todo mundo ha recibido con el mismo entusiasmo la llegada del grafiti a la colonia. Todavía algunas autoridades ven el arte urbano como destrucción social relacionada con el alto índice delictivo de la zona. Siquiera por esa posibilidad de desaparición hay que visitar esos murales.
Hoy la Doctores tiene ¡500 murales! Y la escena no hace sino crecer. Darse una vuelta por la colonia Doctores es presenciar el nacimiento de un museo a cielo abierto. Una vida de barrio y de recuperación de tejido social son el grito de guerra de los artistas urbanos que han hecho suya la Doctores.
