El arte urbano no se limita al grafiti, esténciles y stickers. Hacer de las ciudades arte también pasa por otros trucos de magia. Sophie Calle, la detective de lo posible, es una artista fundamental cuando se piensa en narrar las ciudades.
Calle es una artista que ha hecho de caminar las urbes su trabajo artístico. El término “artista conceptual” da hueva sólo de oírlo, pero para describir a Calle es lo más atinado: su trabajo no se compone por meros objetos (como sería únicamente producir pinturas, fotos o instalaciones, aunque sí produce obras de ese tipo, te explicamos más adelante) sino por historias. Se trata más de la idea que inicia la pieza, aunque después quedan como testimonios varios objetos que la artista va creando sobre el camino.
¿Qué historias? En primer lugar, su autobiografía: los principales trabajos de Calle han sido actos en lo que comparte su intimidad, un verdadero oversharing que habla de su relación con el sexo, sus padres, los entresijos de su personalidad. Calle, que lleva décadas haciéndolo, es una visionaria de las selfies y la existencia en redes sociales; es tu tía a la que postea toda su vida sin pudor alguno.
Pero sus piezas más divertidas son las que involucran a completos extraños a los que, por mera curiosidad, la artista sigue durante días registrando cada acto de su vida cotidiana. Esas narraciones son de lo más mundanas pero nada aburridas. A todos nos gustan los chismes, y ese trabajo detectivesco de las vidas tan posibles y normalitas de cualquier persona nos convierte en mirones instantáneos.
Recorrer las ciudades, sí, pero a través de sus personajes. Calle es la stalker más grande del mundo. Medio creepy su obsesión por la vida de otros, ¿no? Podría parecer no solo siniestro, sino hasta ilegal. Para gustos, los colores. Y es que el trabajo de Calle siempre está en ese borde—la comparación que algunos críticos hacen con el grafiti no es gratuita—de lo ilegal-inmoral.
Calle hace un registro cuidadoso de sus personajes. A qué hora salen de casa, dónde compran su café mañanero. ¿Llevan a sus hijos a la escuela? ¿Les interesa comprar el periódico o parecen inmunes a las noticias? La artista saca fotos, filma pequeñas películas, hace conjeturas para completar la narración de la vida de sus stalkeados.
Su trabajo es mucho de literatura, cada pieza es una pequeña novela. Dice Sophie que ella no tiene imaginación: necesita que sus historias surjan de la vida diaria. ¿Te imaginas que tu vida de lo más normal pase a ser una obra de arte?
Si ya te dio curiosidad y quieres saber más de Sophie Calle busca su libro Take Care of Yourself, una colección loquísima de mails en los que cortan a banda, el fin del amor en la era de Internet. Sí, se trata de cuando tu pareja no tiene los arrestos para decirte cara a cara que ya no quiere andar contigo. No, si esas historias son de lo más sabrosas y a todos nos intrigan. Lo sabemos, no hay que ser hipócritas. Ja.
Take Care of Yourself es un catálogo de lo más vil de la vida en pareja. Pero nada más sabroso que la infelicidad ajena y todos debemos hacer un mea culpa porque bien que nos picamos cuando un amigo nos cuenta sus broncas con el novie, cuando es un extraño nos aventamos con singular alegría a leer sus hilos e historias de Insta quemando a la pareja. La neta sí nos late, quien diga que no es el primero que se sabe el chisme.
¿Por qué esto que hace Sophie Calle es arte? Porque se trata de una labor completamente deliberada, de empujar límites, de invitarnos a ver la realidad más allá de lo esperado. La obra de Calle destruye estereotipos y nos mete en la piel de otras personas. El arte se trata de desafiar nociones comunes sobre la vida y hacernos cuestionarnos nuestras propias mentiras y realidades. El arte de Calle demuestra que todos tenemos una historia y que en la vida más equis hay drama, heroísmo y tragedia.