La carrera de Stephani Germanotta, aka Lady Gaga, es extrema, por decirlo de algún modo. Empezó su trayectoria con joyas dance, se volvió famosa escandalizando con sus outfits extremos (¿se acuerdan cuando se vistió de carne cruda, una protesta irónica contra la sexualización de las famosas?), continuó regresando a los básicos colaborando con el eterno Tony Bennett y después se reinventó como cantante de ese dad pop perfecto para ir por la carretera sin necesidad de pensar mayor cosa.
Cuando ya parecía que la teníamos medida, Gaga se volvió actriz galardonada y se alejó de su inercia de estrella de la provocación pop. Pasó de un esperpento juvenil a una presencia reivindicada y aceptada en ámbitos más bien convencionales. La carrera de Lady Gaga va de extremos hasta cuando es mediocre.
¿Qué podría hacer Gaga para seguir figurando cuando ya lo ha hecho casi todo para llamar la atención? Bueno, ponerse en la piel de una psicópata de cómic no estaría mal. Joker 2: Folie à Deux es la cinta con la que Gaga anota su nombre en el cine de superhéroes en una historia que es atípica del género. Esta historia de amor entre villanos, triste y oscura, es un ponerse en la piel de Joker y Harley Quinn, dos personajes antiheroicos y carismáticos. Una tragicomedia, los payasos que lloran por dentro mientras ríen… y matan. Violencia y exageración, la cinta es una historia larger than life. Un musical inesperadamente entretenido.
Sí, tiene esa grandiosidades que solemos relacionar con la ópera y las telenovelas: emociones exageradas, personajes trágicos y la trama más dramática que puedes imaginar.
¿La música? Lady Gaga no podía ignorar la oportunidad de hacer un manifiesto pop como suelen ser sus álbumes. Eso es Harlequin, el disco con el que Gaga se mete en la voz de la bufona, el corazón de Harley Quinn.
La tracklist incluye standards del jazz y swing estadounidense y canciones originales. El recorrido recuerda lo que Gaga ya había revisitado en sus colaboraciones con Bennett. Es música de abuelos, pero que en voz Gaga se convierten en reclamos hiperbólicos desde la incomprensión: sólo el Joker comprende a Harley, sólo Harley puede enamorarse desesperadamente de un psicópata como el Joker.
Harlequin va del jolgorio del jazz al estilo de Nueva Orleans con “Oh, when the saints” (probablemente el standard de jazz más reconocible de la historia, Gaga se mantiene reverente y no se atreve transformar el clásico) y la ironía romántica de la famosísima “Close to you” al llanto teatral en piezas originales como “Happy Mistake” y “Folie à Deux”.
Harlequin es un álbum de Gaga que resultará un descubrimiento para los fans más jóvenes. Para los veteranos del pop clásico el disco depara pocas sorpresas: es la Lady Gaga que ya conocemos, dramática y over the top, una especie de remake de sí misma. Pero, refritos y novedades aparte, Harlequin es un buen compañero de Joker 2: es una historia que ya conocemos pero no importa cuántas veces nos la cuenten, al final la tragedia sigue rompiéndonos el corazón. Come on, get happy, hagamos explotar el mundo con una carcajada. Nadie puede detener esa máquina de desgracias que es el amor entre el Joker y Harley.
