En la adolescencia hay una mística, un halo mágico alrededor de la fiesta. La Fiesta. La que va a definir tu camino el resto de tus días: ¿seré cool, snob o un lame nerd? Esas noches en las que los adultos no están a la vista y hay un sentido de supervivencia explícito en tus venas. Sí, let’s go par-tay, bitch.
Esa mística es capturada con absoluta carnalidad en Incoming, estreno de Netflix. En español le pusieron el terrible nombre de “Inexpertos”, es tan poco cool que hace pasar la película por un reality sobre el primer día del trabajo o algo así. Yikes. Mucho mejor Incoming, la fábula de los recién llegados a la prepa.
Benj (Mason Thames, un Ethan Hawke de 14 años) y sus amigos fueron reyes de la secundaria, ahora son la basura debajo de los zapatos de los bullies de la prepa… bueno, no eran reyes en la secundaria, nunca lo han sido, eran nerds, aficionados a la comedia musical, buenos muchachos. Nada peor. Pero, hey, quién dice que la prepa no es un nuevo comienzo: nadie dijo nunca.
Todos los que hemos pasado por la prepa sabemos que puede ser brutal. En Incoming esa brutalidad es retratada de un modo muy cierto, pero también muy entrañable. Oye, en realidad nadie sabe lo que está haciendo. Just move along, mueve el trasero. Invéntate al mejor personaje del mundo y úsalo como coraza. Que nadie te vea con el corazón expuesto. Son solo unos años, después sigue la uni… y tendrás que volver a comenzar. Y luego el trabajo y la montaña de personalidades con las que tendrás que lidiar solo creará una capa de callo, de entumecimiento que acabará arruinándote la vida. Todo es tan triste.
Esas armaduras entran y salen de tu cuerpo a medida que creces, como escamas que te crecen hasta volverte un monstruo. Nadie dice que no sean necesarias, a veces son una bendición, pero, digamos, ¿y si por un momento tratamos de ser auténticos? ¿Y si respiramos para no ahogarnos?
Incoming es un viaje a través de una noche de fiesta. A Benj le gusta Bailey, la mejor amiga de su hermana. Koosh (Bardia Seiri, un verdadero descubrimiento: es chistoso sin esforzarse) el amigo douchebag de Benj, va a hacer una fiesta—la verdad es que la fiesta es del hermano mayor de Koosh, el verdadero Koosh de la prepa, cool, agresivo, un capo que ha amenazado a su hermano menor con golpes si oye que alguien le diga Koosh en la escuela: “Tienes que ganarte la marca registrada” le dice antes de darle el enésimo zape.
Entonces Koosh el chico (ouch, su nombre de pila de Dhanga) invita a sus tres únicos amigos a que sean sus wingmen en la fiesta. Con Benj están Eddie (Ramón Reed) y Connor (Raphael Alejandro), un par de nerds adorables. ¿Será la noche de esos cuatro? Ah, hay cosas que se irán atravesando para una cadenas de pedos increíbles. Pero no absurdos.
Verán: cada uno de los personajes de la cinta tiene su problema vital. Eso está perfectamente logrado, hasta los secundarios tienen su onda. Tómese por ejemplo a Katrina, una de las chavas más populares de la escuela. Tienen medio millón de seguidores en TikTok y una bronca con el alcohol. Fondista de calidad (reina del “¡Fondo, fondo, fondo!”, no de las carreras de resistencia, se entiende), Katrina pasará la noche con Eddie y Connor, una noche que ninguno de los tres olvidarán. La de ellos es una subtrama muy divertida en una cinta llena de ellas. Ojo también con Ruby (Thomas Barbusca, un cazazapes), el frito de la escuela. Meterá a Benj en un aprieto que tendrá consecuencias (y creará amistades) imprevistas.
Incluido en el desmadre de la fiesta está Studebaker, “Studes” (un Bobby Cannavale en todo su poderío cómico), el maestro de química que se cree parte de la banda de sus alumnos. Lo suyo es triste: va a la fiesta porque en realidad no tiene a dónde ir. Los muchachos los idolatran porque su clase es chistosa. El patetismo de la situación, el chavorruco que necesita de la adoración de los adolescentes porque en el mundo real es una nulidad, está ahí pero la cinta no se revuelca en tenerle lástima: las situaciones en las que se va ahogando Studes mientras pasa la noche son sólo risas tras risas. Incoming no es pañuelo para llorar.
Incoming tiene un consejo y sólo uno: trata de ser tú mismo. Relájate. Chance y no eres tan inadecuado. El final es muy real: a veces perder es ganar. Sé ridículo, un día verás los videos y las selfies y adorarás al tipo que solías ser fuera de esas armaduras. Mejor vivir sin filtros, ¿no? Word.
