30 August, 2024

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Valeria Wolf: narradora de su propia historia 

Una voz llena de matices

VIVE EL REGRESO A CLASES CON ESTILO

Cuando entras a alguna de las tiendas de Innvictus, te darás cuenta de que la música es importante. Somos EMR, la Empresa Musicalmente Responsable y traemos para ti una playlist muy cool. Y parte de esa playlist es la música de Valeria Wolf, tapatía, joven, extrasincera. Narradora de su propia historia.

Y esa historia comienza por la confusión: “Desde chiquita me gustaba la música, pero nunca fue algo que perseguí… me daba pena todo, subirme a cantar en vivo y tal. Sabía que lo hacía bien, pero no tenía fe en mí”, dice en su estilo muy relajado, muy easy going. Es difícil pensar que alguien tan franco tuviera pena. “Siempre pensé que la música era para otras personas”. Recibió un buen consejo: o te avientas ya o ya no habrá música. En el caso de Valeria eso significaba mentir, ya no ser ella misma.

Así como su música—una mezcla de beats electrónicos, soul y texturas hip hop— Valeria es valiente. Ya no tiene miedo.

Una de las mejores canciones de Valeria que forman parte de EMR es “Mírame”, una canción que es al mismo tiempo un reclamo de libertad. “¿Cómo puedo ser más honesta? Si me quieres no me controles, mírame. Es probable que en mis ojos puedas verme pretender”, canta Valeria con una voz llena de matices.

—-Pienso en una canción como “Mírame” para pensarte como alguien valiente. ¿En qué momento de tu vida estabas cuando la escribiste?

—Es una de las canciones sobre cómo me encontré a mí misma—explica—se la escribí a las personas que no querían ver quién era yo. No quería que me vieran viviendo una mentira y la canción es un modo de decirles que me miren tal cómo soy.

En los últimos años, la vida de Valeria ha sido un rompecabezas que poco a poco ella misma ha ido armando. Salió del clóset, superó problemas de salud mental y se mudó de Guadalajara a la Ciudad de México para perseguir al dragón de la música. “Estuve mucho tiempo deprimida, sin saber a dónde o qué hacer, entré a la universidad y no seguí”. No sabía, como tantos jóvenes de su generación, qué hacer consigo misma: tener muchas opciones también ahoga.

Su música es introspectiva, como de alguien que conociera bien las gracias de la autoexploración, sin ignorar las historias que otras personas cercanas le cuentan (“Una vez hice un Tik Tok con una rola sobre una morra que conozco... Me mensajeó: ‘¿es sobre mí, verdad?’ Y yo así de perdón, ahorita la bajo”. Para fortuna de todos, Valeria no la bajó).

Se me hace notable que alguien que claramente tiene talento para el arte pensara en dedicarse a otra cosa.

—¿Confundiendo vocaciones?—le pregunto.

—Sí, justo. Y entonces comencé a hacer música en mi recámara—y la interrumpo:

—¿De verdad? ¿Y cómo lograste entrar en el headspace correcto?

—Pues así, sola, me sentía bien, libre—dice y pienso en la misma experiencia de muchos artistas que en soledad conocen la inspiración. Pero la música necesita un oyente, me llama la atención ese proceso creativo tan solitario. Sobre todo en el caso de la música pop: uno imagina siempre a un artista pop rodeado de músicos, con una banda, produciendo en modo colaborativo.

Y entonces, claro, hay una respuesta obvia en la que no había pensado: “Pues es que fue durante la pandemia. Como todo paró, yo me refugié en mi música. Grababa en mi recámara, componía”. Un modo de escape y de convertir el miedo en arte. Como tantos artistas de la generación Z (Valeria tiene 25 años), la recámara, la tecnología y el aislamiento significó un surgimiento creativo creciente. Valeria: “Fue parte de mi proceso, empecé a explorar temas, hacer búsquedas. Siempre me llamó mucho saber que hay paradigmas diferentes en mentes diferentes. La música me da esa salida”. La pandemia le dio ese freno, la contención, que necesitaba. De ese espacio que tanto necesitaba nacieron las primeras de sus canciones. 

—Escuchando Self (uno de los álbumes indie de Valeria, lanzado este año), te puedes dar cuenta de que te sales del cliché de la canción pop de amor

—Es que me gusta explorar—dice—el amor es muy bonito y me encanta, he estado muy enamorada. Pero pienso siempre en lo que hacen, dicen, o piensan otras personas. Y lo que llevo dentro que no siempre es amor

—¿Son canciones de amor que no necesariamente son románticas?—sugiero.

—Un poco sí. Las letras son una mezcla de muchas cosas: lo que pienso, lo que siento, un poco de romance y amor, un poquito de introspección.

Esa mezcla de emociones se puede escuchar en las letras de sus canciones. Tomemos por ejemplo “Girl”, que juega con el tema de la sororidad, tan machacado últimamente, pero que en voz de Valeria se sale de toda solemnidad. “Si te quieres divertir y estás cansada de fingir, tienes lugar junto a mí”. “Llámame si escuchas esto”, canta la voz de Valeria a sus amigas, amantes, mujeres de su vida. Es una canción de erotismo (“Puedo besar cada lunar”) y también una invitación a ser valiente entre mujeres. No estamos solas, nos tenemos todas unas a las otras.

Otro gran track es “Honey”: “Fue una de las primeras canciones que escribí durante la pandemia, sola en mi recámara. Estaba sensible y me salió ya, así, en media hora”. 

Las influencias de la música de Valeria son varias y disímiles (“En mi casa todo mundo ponía su música pero no me dejaban poner la mías”, dice). Por un lado escuchaba el rock clásico a los AC/DC que ponía su papá. Eso hacía un cóctel extraño con la música de su madre: baladistas en español de entre a la que más disfrutaba la Valeria adolescente estaba Ana Gabriel. Y luego estaba la música de su hermano, sobre todo reggae. Y de ese incendio de pólvora china, Valeria no salió sin quemarse. Todo eso se oye en su música: lo confesional de Ana Gabriel, las líneas infecciosas del rock, el síncope del reggae.

Pero, ¿cuál es la música que ella descubrió por sí misma? La respuesta le sale rápido y casi la grita: “¡Uy, Mac Miller! Cuando escuché a Mac Miller, me enamoré. Ese sonido me encanta”. Otros sonidos le han llegado a través de los productores con los que ha trabajado. Entre ellos están Diego Suárez, voz de Bengala, banda de rock alternativo que, a decir de Valeria, ha traído una frescura inesperada a su música.

¿Le sigue dando miedo saltar a escena? Ya no: “Ya me subo a cantar y dejo que salga. Puedo cagarla y ya sé que no tiene que ser perfecto”. Just vibing, pues. La música guía a Valeria cómo ha sido siempre.

Porque Valeria Wolf es la voz de mando de su propia historia. Cuando canta en primera persona, su música vuela por alturas sensibles, llegadoras, poderosas. Busca la playlist de EMR, vibra la música de Valeria, enciérrate en tu recámara y piensa: quizá hay alguien allá afuera con quien no quieras fingir nada. Mírame ya.

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